viernes, 23 de diciembre de 2005

Gustave Doré

DoréTengo que reconocer que, por lo general, siempre he intentado huir de las ediciones de libros que vienen acompañadas de ilustraciones de tal o cual artista.
De alguna forma, provocan que uno desvíe la atención del relato, que llegue incluso a desconcentrarse en su viaje personal . Cuando estoy dentro de una historia, a la que de repente interrumpe una ilustración (que no es más que la visión que de esa historia, de esos personajes, tuvo el ilustrador), por muy buena que ésta sea, mi imaginación me llama la atención, se enfada conmigo:


- Eh!, estás por mí o no? – me dice notablemente disgustada.
- Perdona … no pude evitar echarle un ojo – me excuso, como el que se excusa ante la pareja después de, inevitablemente, girarse para mirar a otra mujer.
- Bueno – me dice – ya tendrás tiempo de mirarte esos dibujos cuando acabemos, no?
- Sí, tienes razón. Sigamos.


Un caso flagrante fue la Salomé de Oscar Wilde, ilustrada por Gino Rubert que editó recientemente el Círculo de Lectores .


Salomé
Pero como toda norma, tiene su excepción: Gustave Doré.
En un reciente viaje con Dante por el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso, guiados por Virgilio y aderezados con las ilustraciones de Doré, en una edición de Terramar, mi imaginación no se enfadó durante todo el camino. Al acabar no pude evitar comentárselo:


- Bueno! … Estuviste callada durante todo el viaje! …
- Sí … ya … - me dijo, mirando al suelo, intentando disimular un incipiente sonrojo.
- y eso?
-
- Venga! – la animé, reconozco que un poco divertido al verla así - Cuéntamelo!. Tenemos confianza no?
- Sí claro! – sonrió – Bueno, el hecho es que … creo que es la primera vez en la que me he visto superada.

Dante Infierno


Como a quien la mira desde abajo le parece que la Garisenda se inclina más mientras pasan las nubes sobre ella, así me pareció Anteo cuando se bajó para dejarnos en el fondo, y tal fue mi temor que hubiera preferido otro camino. Mas nos posó suavemente en aquel abismo que devora a Lucifer y a Judas; y una vez hecho su oficio no demoró allí por largo tiempo, sino que se irguió en seguida como el mástil de una nave.

La Divina Comedia. El Infierno. Canto trigésimo primero.

viernes, 9 de diciembre de 2005

Frases y fragmentos ... (IV)

... de lecturas más o menos recientes.



Houellebecq Wilde Palahniuk

Bukowski Saramago



"… luego, como había hecho en todos los momentos difíciles de mi vida, dejé de pensar."
(La posibilidad de una isla. Michel Houellebecq)

"Hildegarde tocaba el arpa; supongo que tocaba de maravilla, pero la verdad es que no sé si es posible tocar mal el arpa; quiero decir que, por la forma en que está construido, siempre me ha parecido un instrumento incapaz de emitir algo que no sean sonidos melodiosos."
(La posibilidad de una isla. Michel Houellebecq)

"En el fondo es una cuestión de grado – continuó -. En cierto modo, todo es kitsch. En conjunto, la música es kitsch, y el arte, y hasta la literatura. Casi por definición, cualquier emoción es kitsch; pero también cualquier reflexión e incluso, en cierto sentido, cualquier acción. Lo único que no es kitsch en absoluto es la nada."
(La posibilidad de una isla. Michel Houellebecq)

"Es trágico que tan pocas personas "posean su alma" antes de morir. "Nada hay más infrecuente en todo hombre – dice Emerson - , que un acto que sea propiamente suyo." Es totalmente cierto. La mayoría de las personas son otras personas. Sus pensamientos son las opiniones de otro, su vida un remedo, sus pasiones una cita."
(De profundis. Oscar Wilde)

"De inmediato se me acusa y amenaza de pobreza. Eso lo puedo soportar. Puedo hacerme a cosas aún peores. Pero me arrebatan legalmente a mis dos hijos; y eso es y seguirá siendo para mí un motivo de aflicción infinita, de suplicio infinito, de dolor sin fin y sin límite. Que la ley decida, y se arrogue a la facultad de decidir, que yo soy indigno de estar con mis propios hijos, eso es absolutamente horrible para mí. La ignonimia de la prisión no es nada comparada con eso. Envidio a los otros hombres que pasean el patio conmigo. Estoy seguro de que sus hijos los esperan, aguardan su venida, los recibirán con dulzura."
(De profundis. Oscar Wilde)

"A través de la pared se oye un estruendo de diálogos, luego un coro de risas. Luego más estruendo. La mayoría de las grabaciones de risas de la televisión se registraron a principios de los cincuenta. Hoy en día la mayoría de la gente a la que se oye reír está muerta."
(Nana. Chuck Palahniuk)

"-TODOS TENEMOS UN AGUJERO EN EL CULO, ¿NO? ¿HAY ALGUIEN EN ESTA HABITACIÓN QUE NO TENGA UN AGUJERO EN EL CULO? SI ES ASÍ, QUE LO DIGA DE INMEDIATO, DE INMEDIATO. ¿ME OIS?
Jon Pichot me clavó el codo en un costado:
-¿Ves? Es un genio, ¿ves?.
"
(Hollywood. Charles Bukowski)

"Poco informados acerca de la naturaleza profunda de la muerte, cuyo otro nombre es fatalidad, los periódicos se han excedido en furiosos ataques contra ella, acusándola de inclemente, cruel, tirana, malvada, sanguinaria, vampira, emperatriz del mal, drácula con falda, enemiga del género humano, desleal, asesina, traidora, serial killer otra vez, y hasta hubo un semanario, de los de humor, que, exprimiendo todo lo que pudo el espíritu sarcástico de sus creativos, consiguió llamarla hija de puta."
(Las intermitencias de la muerte. José Saramago)

domingo, 27 de noviembre de 2005

Los juicios contra Oscar Wilde

El 30 de noviembre se cumplen 105 años de la muerte de Oscar Wilde. Murió en París en 1900, pero realmente empezó a morir 5 años antes cuando comenzó el juicio contra el padre de su amante por difamación que posteriormente daría un giro radical dando lugar a los dos juicios contra Oscar Wilde que le llevarían a la cárcel. En The Trials of Oscar Wilde hay amplísima información sobre esos juicios. Lo que sigue es un relato de Douglas O. Linder sobre los procesos contra Wilde (la traducción es mía así que se ha de considerar "aproximada"):

Old Bailey, el juzgado principal de Londres, nunca había presenciado un espectáculo como el de los tres procesos que cautivaron a Inglaterra y a gran parte del mundo literario en la primavera de 1895. Celebridad, sexo, ingeniosos diálogos, intriga política, giros sorprendentes, y cuestiones clave de arte y moralidad … ¿puede sorprender que los procesos a Oscar Wilde continúen fascinando 100 años después de su muerte?
Los hechos que llevarían a Wilde a Old Bailey empezaron 4 años antes, en el verano de 1891 cuando Wilde, que entonces tenía 38 años, conoció a un prometedor poeta de 22 llamado Lord Alfred DouglasAlfred Douglas ("Bosie") en una fiesta. Se hicieron muy buenos amigos. Douglas se sintió muy bien por el interés que Wilde, ya entonces una figura literaria, mostraba por él. Douglas llamaba a su viejo compañero "el más caballeroso amigo en el mundo". Wilde veía en Douglas no sólo un vivo intelecto sino también un joven de un gran atractivo. No escondía su interés. Douglas dijo más tarde: "Estaba continuamente pidiendo que comiera y cenara con él y enviándome cartas, notas y telegramas." También le envió regalos y le escribió un soneto. Estuvieron juntos en sus respectivas casas, en hoteles y viajaron juntos.
El primer problema serio para Wilde en su relación con Douglas vino cuando éste, todavía estudiante en Oxford, regaló un viejo abrigo a un amigo muy pobre llamado Wood. Wood descubrió en un bolsillo cartas escritas por Wilde a su amigo. Wood consiguió de Wilde 35 libras a cambio de devolverle las comprometedoras cartas. Wilde posteriormente explicó ese dinero como un regalo para que Wood comenzara una nueva vida en América. Otros dos chantajistas recibieron menores cantidades de dinero por devolver el resto de cartas.
La perdición de Wilde no fueron los chantajistas sino el padre de Alfred Douglas, John Sholto Douglas, el Marqués de Queensberry. Queensberry era un arrogante, malhumorado, excéntrico y quizás incluso desequilibrado mental, noble escocés cuyo mayor logro había sido desarrollar y promover reglas para el boxeo amateur (Normas Queensberry). Queensberry estaba Queensberrypreocupado por la relación de su hijo con "ese Wilde". Su preocupación fue temporalmente aliviada en el Café Royal a finales de 1892, cuando su hijo le presentó a la figura literaria. Wilde encandiló a Queensberry a lo largo de una larga comida acompañada de cigarros y licores.
A principios de 1894 Queensberry llegó a la conclusión que Wilde era muy probablemente homosexual y empezó a exigir a su hijo que dejara de verle. En abril escribió: "Tú intimidad con este Wilde debe cesar o te repudiaré y dejaré de darte dinero". "No voy a entrar a analizar esas relaciones íntimas, y no haré cargos sobre ella; pero para mí hacerse pasar por algo es tan malo como serlo". Douglas le respondió en un telegrama: "Vaya un divertido hombrecillo que eres".
Queensberry empezó poco a poco a tomar medidas desesperadas para finalizar la relación. Amenazó con palizas a gerentes de restaurantes y hoteles si descubría a Wilde y a su hijo en sus locales. En junio de 1894, Queensberry acompañado por un campeón de boxeo, apareció sin avisar en la casa de Wilde en Chelsea. Se produjo una fuerte discusión que finalizó cuando Wilde ordenó a Queensberry que se fuera diciendo: "No conozco las normas Queensberry, pero la norma de Oscar Wilde es disparar a matar".
Las posteriores cartas de Queensberry a su hijo, a quien había dejado de dar dinero, fueron creciendo en acritud. "Tú, reptil", escribió, "tú no eres mi hijo y nunca pensé que lo fueras". Douglas contestó: "Si O.W. te llevara a los tribunales por difamación, te pasarías siete años en la cárcel."
El 14 de febrero de 1895, la nueva obra de Wilde "La importancia de llamarse Ernesto" iba a ser estrenada en el St James Theatre. Wilde supo que Queensberry planeaba interrumpir la noche del estreno y arengar al público sobre el presunto decadente estilo de vida de Wilde. Wilde consiguió rodear el teatro de policías. Viendo que su plan estaba siendo obstaculizado, Queensberry rondó cerca de 3 horas alrededor del teatro antes de marcharse finalmente "parloteando".
Cuatro días después en el Albermale Club (club al que pertenecían Wilde y su esposa), Queensberry dio una carta a uno de los porteros. "Da esto a Oscar Wilde" le dijo. En el sobre había escrito: "Para Oscar Wilde interpretando a un sodomita". Dos semanas después Wilde apareció por el club y se le entregó la carta con el ofensivo mensaje. Al volver al hotel Avondale, Wilde escribió a Douglas pidiéndole que viniera a verle. "No veo ahora más opción que un juicio criminal", escribió Wilde. "Toda mi vida parece arruinada por este hombre. La torre de marfil es asediada por la estupidez. En la arena mi vida desgarrada. No sé que hacer".
El día siguiente, Wilde, Douglas, y otro viejo amigo llamado Robert Ross, fueron a ver a un abogado, Travers Humpreys. Humphreys preguntó directamente a Wilde si había algo de cierto en las alegaciones de Queensberry. Wilde lo negó. Humphreys pidió una orden de arresto para Queensberry. El 2 de marzo, la policía le arrestó en la comisaría de Vine Street por difamación
Travers Humphreys pidió a Edward Clarke, una destacada figura en los tribunales londinenses, el llevar el caso de Wilde. Edward ClarkeAntes de aceptar el caso, Clarke dijo a Wilde, "Yo sólo puedo aceptar, Sr. Wilde, si usted me da su palabra de honor que no hay y nunca hubo ningún fundamento en los cargos que se le han hecho". Wilde contestó que los cargos eran "absolutamente falsos e infundados". Dejó la oficina de Clarke para emprender un viaje con Douglas al sur de Francia antes del juicio.
Una semana antes de que el juicio comenzara en Old Bailey, Wilde regresó a Londres, donde numerosos amigos cercanos le aconsejaron que retirara el pleito por difamaciones. George Bernhard Shaw y Frank Harris, dos conocidos amigos de Wilde del mundo literario, rogaron a Wilde que huyera del país y continuara escribiendo, posiblemente en la más tolerante Francia. Douglas, también presente en la comida con Shaw y Harris, objetó: "El que le digáis que huya demuestra que no sois amigos de Oscar". Wilde le dio la razón "No demostráis ser mis amigos", saliendo del restaurante con Douglas.
En abril de 1895, el primer juicio de Wilde (en este caso con Wilde en la acusación) empezó en Old Bailey. Queensberry llevaba ropa de caza azul, sólo en el estrado, sombrero en la mano, frente al banquillo de los acusados. Wilde con un elegante abrigo, con una flor en el ojal, charlando con su abogado. Mientras, en otra habitación del edificio, un grupo de jóvenes, reunidos por Queensberry para reforzar sus cargos, ríen y fuman.
Sir Edward Clarke pronunció la declaración inicial de la acusación. El discurso de Clarke impresionó incluso a Edward Carson, abogado de Queensberry, quien dijo "En mi vida había escuchado algo parecido". Leyó una de las cartas de Wilde a Douglas que sugería la existencia de una relación homosexual. Clarke admitió que la carta "puede parecer extravagante a aquellos habituados a leer correspondencia comercial," pero dijo que debía recordarse que Wilde era un poeta, y que la carta debía ser leída como "la expresión de un verdadero sentimiento poético, y sin ninguna relación con las odiosas y repulsivas insinuaciones puestas en el alegato de este caso".
Después del breve testimonio de Sidney Wright, el portero del Albermale Club, Wilde subió al estrado. Empezó mintiendo sobre su edad, que dijo era 39 (tenía realmente 41). Bajo el interrogatorio de Clarke, Wilde, con una cómoda confianza, describió sus anteriores encuentros con Queensberry y el acoso al que le sometió. A la pregunta final de Clarke, "¿Hay alguna verdad en las acusaciones de Queensberry?", Wilde contestó: "No existe la verdad en ninguna de ellas".
Después de la comida, Edward Carson (rival de Wilde desde sus días en el Trinity College en Dublín) Edward Carsonempezó su hábil interrogatorio. Dividido en dos partes: la parte literaria y la parte orientada a los hechos, centrándose en las pasadas relaciones de Wilde. En la parte literaria del interrogatorio, Carson preguntó a Wilde sobre sus cartas a Douglas y sobre dos de sus trabajos publicados, El retrato de Dorian Gray, y Frases y filosofías al servicio de la juventud. Wilde defendió sus trabajos ante las insinuaciones de Carson sobre su inmoralidad y homosexualidad. "No hay ningún tipo de obra inmoral", afirmaba Wilde de Dorian Gray, simplemente "los libros están bien o mal escritos". "¿Eso expresa su punto de vista?" preguntó Carson, "¿una novela pervertida puede ser un buen libro?", Cuando Wilde replicó "No sé lo que quiere decir con una novela pervertida", Carson dijo "Yo diría que Dorian Gray está abierta a ser interpretada como ese tipo de novela". Wilde contestó indignado, "Eso sólo lo pueden decir brutos e iletrados. La visión del arte de los filisteos es incalculablemente estúpida" Carson preguntó sobre una sugerente carta a Lord Douglas. " ¿Era una carta corriente?" "De ninguna manera", contestó Wilde, "era una hermosa carta". "¿Fuera del Arte?" Se preguntó Carson. "No puedo contestar ninguna pregunta fuera del Arte", replicó Wilde. Y así fue. Wilde lo hizo lo mejor que pudo para transformar el juicio en una broma con respuestas frívolas. Siempre el artista; parecía que buscaba la creatividad, respuestas ingeniosas, incluso si estas contradecían respuestas anteriores. Aunque fue de un gran interés, la parte literaria del interrogatorio de Carson no fue la que más le incriminó. Más bien, uno cree que Carson disfrutaba jugando con su viejo rival.
Cuando Carson empezó a interrogar a Wilde acerca de sus relaciones con chicos jóvenes, Wilde empezó a sentirse notablemente incómodo. El jurado parecía asombrado cuando Carson aportó pruebas, desde elegante ropa a bastones de empuñadura de plata que Wilde admitió regalaba a sus compañeros. Los destinatarios de los obsequios no eran, en palabras de Carson, "intelectuales", sino repartidores de periódicos, ayudantes de cámara, o parados (en algunos casos, casi analfabetos). Wilde intentó explicarlo: "No reconozco distinciones sociales de ningún tipo, y para mí la juventud, el mero hecho de la juventud, es tan maravillosa que antes hablaría media hora con un joven que estaría – bien- interrogado en un juzgado". Después de esta segura respuesta, Carson preguntó sobre un joven, de 16 años cuando Wilde lo conoció, llamado Walter Grainger. ¿Lo besó Wilde? "¡Oh, vaya! ¡No!" contestó Wilde, "Era un chico peculiarmente poco atractivo". Carson dirigió la atención hacia su víctima. ¿Era esa la razón por la que no lo había besado?, ¿Por qué mencionó su fealdad?, "¿Por qué?, ¿Por qué?, ¿Por qué añadió eso?" Carson le exigía que respondiera.
Por la tarde la acusación cerró su turno sin más testigos, a pesar de que se esperaba que Lord Alfred Douglas fuera llamado a testificar. Ningún testimonio que Douglas pudiera dar, por muy convincente que fuera, podía salvar el caso Wilde.
Cuando Carson anunció, en su discurso inicial en defensa de Queensberry, que tenía la intención de llamar a testificar a una procesión de chicos jóvenes con quienes Wilde había mantenido relaciones sexuales, el ambiente se tornó tenso en el juzgado. Edward Clarke entendió que su cliente estaba en un serio peligro. Una ley de 1895, convertía en criminal a cualquier persona que hubiera cometido un acto de "flagrante indecencia". La ley había sido interpretada para criminalizar cualquier forma de actividad sexual entre personas del mismo sexo.
Esa noche, después del juicio, Edward Clarke se reunió con su famoso cliente. "Cuando vi al Sr. Wilde", Clarke recordó más tarde, " le dije que era casi imposible en vistas de las circunstancias, inducir a un jurado a condenar por ofensas a un padre que estaba intentando salvar a su hijo de lo que ellos creían era un compañero malvado". Clarke instó a Wilde a retirar la acusación. Wilde estuvo de acuerdo y a la mañana siguiente Clarke anunció la retirada de la acusación por difamación.
El abogado de Queensberry, mientras tanto, había enviado al Director de Acusaciones Públicas copias de las declaraciones de los jóvenes que habían previsto convertir en testigos. A las 3:30 p.m., un inspector de Scotland Yard, apareció ante el juez John Bridge para solicitar una orden de arresto contra Oscar Wilde. Bridge levantó la sesión durante hora y media, aparentemente para dar tiempo a Wilde de huir de Inglaterra en el último tren hacia el continente.
Wilde, no obstante, había caído en "un patético estado de indecisión." Reunido con Douglas y su viejo amigo Robert Ross en el Cadogan Hotel volvió en sí y dudó entre quedarse o huir hasta que dijo "El tren se ha ido, Es demasiado tarde." Cuando Wilde supo, a través de un periodista, que su orden de arresto se había publicado su cara se entristeció. Se sentó tranquilamente en su silla, bebiendo copa tras copa. Enseguida el nombre de Wilde se quitó de los anuncios del St, James Theatre, donde La importancia de llamarse Ernesto aún estaba en cartel.
El primer juicio criminal contra Oscar Wilde se abrió en Old Bailey el 26 de abril de 1895. Wilde y Alfred Taylor, su presunto proxeneta, hicieron frente a 25 cargos de graves indecencias y de conspiración para cometerlas. Un desfile de jóvenes testigos de la acusación testificaron acerca de su papel ayudando a Wilde a satisfacer sus fantasías sexuales. A pesar de que Wilde no fue acusado de sodomía, había pocas dudas al final del juicio que debería haberlo sido. Casi todos ellos expresaron su vergüenza y remordimientos sobre sus acciones. (Más tarde Wilde comparó esos encuentros con "fiestas con panteras". Wilde escribió que "El peligro era la mitad de la excitación"). El cuarto día del juicio Wilde subió al estrado. Su arrogancia del primer juicio había desaparecido. Respondió preguntas tranquilamente, negando todas las alegaciones de comportamiento indecente. El momento más memorable del juicio vino en la respuesta de Wilde a una pregunta sobre el significado de una frase en un poema de Lord Alfred Douglas. El abogado Charles Gill preguntó, "¿Cuál es el "amor que no se atreve a decir su nombre?". La respuesta de Wilde levantó sonoros aplausos y unos pocos silbidos:
"’El Amor que no se atreve a decir su nombre’, en este siglo, es parecido al intenso cariño de un adulto por un joven, como fue entre David y Jonathan, como Platón hizo la base de su filosofía, y como encuentras en los sonetos de Miguel Angel y Shakespeare. Es ese cariño profundo y espiritual que es tan puro como perfecto. Dicta e impregna grandes obras de arte como las de Shakespeare o Miguel Angel, y esas dos cartas mías. Es mal interpretado en este siglo, tan mal interpretado que tiene que ser descrito como ‘el Amor que no puede decir su nombre" y a causa de él estoy aquí ahora. Es hermoso es magnífico, es la forma más noble de cariño. No hay nada innatural en él. Es intelectual, y repetidas veces existe entre un adulto y un joven, cuando el adulto tiene intelecto y el joven tiene toda la alegría, esperanza y glamour ante él. Eso sería lo que el mundo no entiende. El mundo se burla de él y a veces pone a alguno en la picota".
Clarke continuó pidiendo al jurado que "satisficieran las miles de esperanzas que dependían de su decisión" y "limpiaran de esas imputaciones a uno de los más renombrados y expertos hombres de letras de nuestro tiempo, limpiando con ello a la sociedad de una lacra". El discurso final de Clarke hizo llorar a Wilde quien garabateó una nota de agradecimiento que pasó a su abogado.
El jurado deliberó durante más de 3 horas concluyendo que no podían dictaminar un veredicto de la mayoría de los cargos (el jurado absolvió a Wilde de los cargos relacionados con Frederick Atkins, uno de los jóvenes con quien se le acusaba de haber estado involucrado en graves indecencias). El 7 de mayo, Wilde obtuvo tres semanas de libertad bajo fianza antes de que comenzara su segundo juicio.
El gobierno liberal determinó hacer todo lo posible para asegurar una condena en el segundo juicio de Wilde. Hay muchas especulaciones sobre la agresiva posición del gobierno en el caso Wilde.Rosebery Se sospechaba que el Primer Ministro Rosebery había tenido relaciones homosexuales, cuando era Ministro de Exteriores, con Francis Douglas, otro de los atractivos hijos de Queensberry. Fue poco después que Francis Douglas "murió en un accidente de caza" (probablemente un suicidio) que Queensberry inició la persecución a Wilde. Hay pruebas evidentes en algunas cartas para llegar a la conclusión que Rosebery fue amenazado de ser descubierto por Queensberry u otros si fallaba en su agresiva persecución a Wilde. Es interesante puntualizar que durante los dos meses precedentes a la condena de Wilde, Rosebery padeció importantes depresiones e insomnio. Después de que Wilde fuera condenado, su salud mejoró repentinamente.
El segundo juicio contra Wilde fue dirigido por el subfiscal de la Corona Frank Lockwood. A pesar que se pareció mucho al primer juicio, en éste se abandonaron los testimonios menos convincentes, centrándose en los principales.
Lockwood tuvo el último turno de palabra en el juicio y la utilizó para describir lo que Wilde vería como una "horripilante denuncia". Después de 3 horas de deliberación el jurado volvió con su sentencia: culpable de todos los cargos excepto los relacionados con Edward Shelley. Wilde se tambaleó ligeramente en el banquillo de los acusados con semblante triste.
Los juicios contra Wilde provocaron que las actitudes públicas hacia los homosexuales se volvieran más severas y menos tolerantes. Mientras que antes de los juicios había cierta compasión por los homosexuales, después de los procesos fueron vistos como amenazas. Pero tuvo otras consecuencias. Provocaron que el público empezara a asociar arte y erotismo homosexual; mismas relaciones sexuales vistas como inocentes antes de los juicios se tornaron sospechosas después. Gente con parecidas relaciones aumentaron su ansiedad, preocupados de hacer nada que pudiera parecer improcedente.
Wilde pasó dos años en prisión, los últimos dieciocho meses en Reading Coal. Quedó escarmentado y en la bancarrota pero no amargado. Dijo a un amigo que se "había beneficiado mucho" de su estancia en prisión y dijo estar "avergonzado de haber llevado una vida indigna de un artista.". En su De Profundis que Wilde escribió en prisión, dice: "Me convertí en un derrochador de mi genio y malgastar una eterna juventud me produjo una extraña alegría".
Después de ser puesto en libertad, Wilde viajó a Europa. Murió el 30 de noviembre de 1900 en París.

Constance (la mujer de Wilde) y uno de sus dos hijos, Cyril en 1889.

miércoles, 16 de noviembre de 2005

El bosque

Sabía que los silencios no pueden calibrarse, un silencio es un silencio, no puede ser mayor o menor que otro; pero tenía la certeza de que aquel silencio era insuperable, era el mayor que nunca hubiera "escuchado" y estaba convencido de que nadie jamás podría encontrar alguno igual.
Sus pisadas sobre las hojas caídas no sonaban, el viento soplaba con fuerza y agitaba las ramas de los árboles pero no se le oía silbar, a su izquierda veía las aguas de un río bajar impetuoso pero no emitía sonido alguno.
Una tormenta silenciosa se presentó de repente. Los rayos se sucedían uno tras otro pero no escuchó trueno alguno. La lluvia era tan densa que apenas podía ver unos metros más allá, caía con fuerza, con furia ...pero silenciosa como si de nieve se tratara.
En apenas unos minutos desapareció tan repentinamente como había surgido.
Se sentía limpio, liviano, como si aquella tormenta se hubiera llevado todas sus cargas, sus preocupaciones, sus sinsabores, sus pesadillas ...
El agua acumulada en las hojas de los árboles goteaba incesante sobre la hierba ya mojada. Aquella sensación de tranquilidad que la ausencia de sonidos transmitía le impidió darse cuenta que no podía oler la hierba mojada. Se encontraba en medio de un frondoso bosque, junto a un río que parecía acompañarle en su paseo y no escuchaba ningún tipo de sonido ni podía diferenciar ningún tipo de olor.
Aquello le extrañaba pero en ningún momento le asustó, le provocaba una sensación de paz dificil de explicar.
Notó como la niebla empezaba a aparecer. No caía, se levantaba desde el suelo. Hasta sus rodillas, hasta su cintura ... Algo le hizo levantar la mirada, unos metros más allá vio a su mujer y a su hija a quien llevaba en brazos. Le estaban buscando, lo notaba por sus gestos, suponía que gritaban su nombre pero no las podía oir. Notó que la densa niebla le llegaba ya a los hombros por lo que se acercó corriendo a ellas.
La niebla le llegó a los ojos y le tapó por completo, como una sábana. Apenas podía ver nada pero sabía que su mujer estaba frente a él, la sentía, notaba su respiración ... intentó hablarle pero no salío sonido alguno de su boca. Alargó la mano hacia su cara y la tocó ... lloraba, notaba sus lágrimas mientras la acariciaba con ternura.
Se llevó los dedos a la boca para saborear aquellas lágrimas ... eran amargas, lágrimas de tristeza.
Por fin lo comprendió. Supo que aquel sabor intenso, cálido, iba a ser lo último que iba a experimentar.
Esta vez fueron sus propias lágrimas las que llegaron a su boca ... eran dulces, lágrimas de alegría.

domingo, 6 de noviembre de 2005

Frases y fragmentos ... (III)

... de lecturas más o menos recientes.


Eslava Galán DalíUnamuno



"Sólo que andaba muy advertido de que los negros están muy divididos en castas y parroquias y pueblos y provincias y en cada sitio hablan una parla distinta y muchas veces no se entienden entre ellos siendo de una misma negritud y tinta, lo que no es extraño si bien se piensa pues lo mismo acaece acá entre cristianos donde un catalán es mal entendido en Castilla y un castellano es mal entendido en Valencia y un vascongado es mal entendido en todas partes."
(En busca del unicornio. Juan Eslava Galán)

"Mi padre me dijo un día que le comprara pan para un bocadillo, detallándome que le trajese sólo el panecillo, sin la tortilla a la francesa que el panadero solía meter como especialidad de la casa. A mi vuelta, vio que el pan estaba manchado de huevo. "¿Qué has hecho de la tortilla?"- me preguntó. "La he tirado –le respondí-; tú me dijiste que no la querías." Desde luego, se enfureció, y a sus ojos resulté un crío más singular todavía, pero no intentó comprenderme"
(Confesiones Inconfensables, Salvador Dalí)

"Mi padre estaba muerto cuando, llegado con retraso, puse mis labios llenos de vida sobre su boca fría. A menudo he dicho, parafraseando a Francisco de Quevedo, que la mayor voluptuosidad hubiera sido sodomizar a mi padre agonizante. ¿Existe, en efecto, para un hombre, más terrible profanación y mayor prueba de vida, que este sacrilegio, que este desafío? Sólo mi cobardía y las circunstancias me impidieron cometerlo, pero puedo aún soñar con realizarlo."
(Confesiones Inconfensables, Salvador Dalí)

"Gala se fue. Yo recibí entonces la visita del mozo de aquella planta, quien, con aspecto transtornado, me dijo que barriendo el salón del hotel había hecho caer accidentalmente un cuadro y que éste se había empalado en el mango de su escoba. Seguro que iba a ser despedido si yo, el artista, no encontraba el medio de reparar el desaguisado. Me encontraba todavía transido de amor e inclinado a la piedad. Acepté, y con todo cuidado borré las señales de la perforación. Creía haber acabado con esta buena acción, pero para agradecérmelo apareció, a la hora de la comida, con tres docenas de ostras que me suplicó aceptara. Acababa de enterarme de que una epidemia devastaba los viveros y la sola idea de tragar uno de aquellos mariscos me encogía el corazón y me revulsionaba de terror. Miraba ya la forma de desembarazarme de la bandeja, pero el hombre, desbordando agradecimiento, quiso asistir a mi cena y me fue presentando una a una las ostras, que abría para mí. Creí morir y permanecí dos días sudando de angustia y esperando la muerte. Aquella noche decidí no volver a ser bueno jamás y he mantenido mi palabra. Mi generosidad y las atenciones de mi corazón las reservo exclusivamente para Gala"
(Confesiones Inconfensables, Salvador Dalí)

"Yo no tenía ninguna "razón surrealista" para no tratar a Lenin como un tema onírico y delirante. Muy al contrario. Lenin y Hitler me excitaban al máximo. Hitler más que Lenin, por supuesto. Su espalda regordeta, sobretodo cuando le veía aparecer en su uniforme con cinturón y su tahalí de cuero que apretaban sus carnes, suscitaba en mí un delicioso estremecimiento gustativo de origen bucal que me conducía a un éxtasis wagneriano. Soñaba a menudo con Hitler como si se tratara de una mujer. Su carne, que imaginaba blanquísima, me seducía. Pinté una nodriza hitleriana haciendo calceta sentada en un charco de agua. Se me obligó a borrar la cruz gamada de su brazalete. Esto, sin embargo, no me impidió proclamar que Hitler encarnaba para mí la imagen perfecta del gran masoquista que desencadenaba una guerra mundial por el solo placer de perderla y de enterrarse bajo las ruinas de un imperio: acto gratuito por excelencia que hubiera debido suscitar la admiración surrealista, ¡por una vez que teníamos un héroe moderno! Pinté El enigma de Hitler que, fuera de toda intención política, resumía todos los simbolismos de mi éxtasis. Breton se sintió ultrajado. No quiso admitir que el amo de los nazis no era para mí más que un objeto de delirio inconsciente, una fuerza de autodestrucción y de cataclismo prodigioso."
(Confesiones Inconfensables, Salvador Dalí)

"En las más de las historias de las filosofías que conozco se nos presenta a los sistemas como originándose los unos de los otros, y sus autores, los filósofos, apenas aparecen como meros pretextos. La íntima biografía de los filósofos, de los hombres que filosofaron, ocupa un lugar secundario. Y es ella, sin embargo, esa íntima biografía la que más cosas nos explica."
(Del sentimiento trágico de la vida, Miguel de Unamuno)

"El hombre, dicen, es un animal racional. No sé por qué no se haya dicho que es un animal afectivo o sentimental. Y acaso lo que de los demás animales le diferencia sea más el sentimiento que no la razón. Más veces he visto razonar a un gato que no reír o llorar. Acaso llore o ría por dentro, pero por dentro acaso también el cangrejo resuelva ecuaciones de segundo grado."
(Del sentimiento trágico de la vida, Miguel de Unamuno)

lunes, 31 de octubre de 2005

Bibliocaustos (I)

Libro quemando "Ahí donde queman libros, terminan quemando hombres" Heinrich Heine

Desde que el libro es libro, éste se ha visto expuesto a todo tipo de destrucciones, listas negras y persecuciones. Desde la desaparición de la Biblioteca de Babilonia en el 2000 a.C. hasta Bagdad en 2003 con el incendio de la Biblioteca Nacional y sus archivos, pasando por la Biblioteca de Alejandría, Grecia, Roma, China, la Inquisición, y un largo etcétera, se han producido bibliocaustos (el término lo creó la revista Time a raíz de la destrucción nazi en 1933) de forma más o menos continuada.
Según Fernando Báez autor de la "Historia universal de la destrucción de los libros",
"El 60 por ciento de los desastres bibliográficos han sido intencionales. No eran bárbaros, ignorantes o gente inculta los mayores quemadores de libros, sino intelectuales, que han estado detrás de las grandes dictaduras que queman libros."

El 10 de mayo de 1933 en la Plaza de la Ópera de Berlín, más de 25.000 libros tildados de antialemanes (sic) por los nazis ardían en una inmensa hoguera. Junto a innumerables autores judíos se quemaban obras de Thomas Mann, H.G. Wells, Marcel Proust,… Fue sólo una de las numerosas quemas de libros que se hicieron a lo largo de toda Alemania lideradas por el ministro Joseph Goebbels. Se dice que los nazis destruyeron millones de libros. Paradójicamente los aliados, al bombardear Alemania, también destruyeron cientos de miles de obras.
Así lo relata F. Báez:

El 2 de mayo, en Leipzig en Gewerkschaftshaus, se destruyeron textos, pero fue realmente el 5 de mayo de 1933 cuando empezó todo. Los estudiantes de la Universidad de Colonia fueron a la biblioteca, y en medio de lágrimas y risas, recogieron todos los libros de autores judíos o de procedencia judía. Horas más tarde, los quemaron. Estaba bastante claro que esa era la vía elegida para mandar un mensaje al mundo entero. Y los actos que siguieron así lo probaron.
(...)Plaza de la Opera
El 10 de mayo fue un día agitado desde muy temprano. La Asociación de Estudiantes Alemanes se agolpó en la biblioteca de la Universidad Wilhelm Von Humboldt y comenzaron a recoger todos los libros prohibidos por el régimen. Había una euforia inesperada. Finalmente, los libros, junto con los que se habían obtenido en otros centros, como el Instituto de Investigaciones Sexuales o en las bibliotecas de judíos capturados, fueron transportados a Opernplatz. En total, el número de libros sobrepasaba los 25.000. Muy pronto se concentró una multitud alrededor de los estudiantes. Éstos comenzaron a cantar un himno que causó gran impresión entre los espectadores. La primera consigna fue fulminante:
Contra la clase materialista y utilitaria. Por una comunidad de Pueblo y una forma ideal de vida. Marx, Kautsky .
La hoguera ya estaba encendida. Tal vez nadie podía creer lo que pasaba, pero no dejó de sorprender a cualquier observador que una de las capitales más cultas del mundo, donde se encontraban algunas de las más importantes universidades europeas, era el centro de una de las quemas de libros más impresionante de la época. Joseph Goebbels, quien dirigía todas las acciones, levantó la voz y después de saludar a todos con un estruendoso Heil, explicó los motivos de la quema:
GoebbelsLa época extremista del intelectualismo judío ha llegado a su fin y la revolución de Alemania ha abierto las puertas nuevamente para un modo de vida que permita llegar a la verdadera esencia del ser alemán. Esta revolución no comienza desde arriba, sino desde abajo, y va en ascenso. Y es, por esa razón, en el mejor sentido de la palabra, la expresión genuina de la voluntad del Pueblo[...]
Durante los pasados catorce años Uds., estudiantes, sufrieron en silencio vergonzoso la humillación de la República de Noviembre, y sus bibliotecas fueron inundadas con la basura y la corrupción del asfalto literario de los judíos. Mientras las ciencias de la cultura estaban aisladas de la vida real, la juventud alemana ha reestablecido ahora nuevas condiciones en nuestro sistema legal y ha devuelto la normalidad a nuestra vida[...]
Las revoluciones que son genuinas no se paran en nada. Ninguna área debe permanecer intocable[...]
Por tanto, Uds. están haciendo lo correcto cuando Uds., a esta hora de medianoche, entregan a las llamas el espíritu diabólico del pasado[...]
El anterior pasado perece en las llamas; los nuevos tiempos renacen de esas llamas que se queman en nuestros corazones[...]
Los cantos prosiguieron y al final de cada estrofa se arrojaban algunos libros cuyos autores se mencionaban:
Contra la decadencia misma y la decadencia moral. Por la disciplina, por la decencia en la familia y en la propiedad. Heinrich Mann, Ernst Glaeser, E. Kaestner
Contra el pensamiento sin principios y la política desleal. Por la dedicación al Pueblo y al Estado. F.W. Foerster.
Contra el desmenuzamiento del alma y el exceso de énfasis en los instintos sexuales. Por la nobleza del alma humana. Escuela de Freud.
Contra la distorsión de nuestra historia y la disminución de las grandes figuras históricas. Por el respeto a nuestro pasado. Emil Ludwig, Werner Hegemann.
Contra los periodistas judíos demócratas, enemigos del Pueblo. Por una cooperación responsable para reconstruir la nación. Theodor Wolff, Georg Bernhard.
Contra la deslealtad literaria perpetrada contra los soldados de la Guerra Mundial. Por la educación de la nación en el espíritu del poder militar. E.M. Remarque
Contra la arrogancia que arruina el idioma alemán. Por la conservación de la más preciosa pertenencia del Pueblo. Alfred Kerr
Contra la impudicia y la presunción. Por el respeto y la reverencia debida a la eterna mentalidad alemana. Tucholsky, Ossietzky
(...)
Hitler no olvidó nunca a Goebbels y le perdonó todo, hasta sus reiterados deslices con prostitutas. El día de su suicidio, en 1945, lo nombró Canciller del Reich. Y Goebbels, aceptó este honor, pero por unas horas. Casi como si se tratara de una simetría perversa, el 1 de mayo, el mes de la gran quema de libros, acabó con todos sus hijos, mató a su esposa, y luego, no sin esbozar una sonrisa de triunfo y alzar la mano celebrando al Führer, se dio muerte .

lunes, 24 de octubre de 2005

Frases y fragmentos ... (II)

... de lecturas más o menos recientes


Stendhal Zarraluki Platon
Finkelstein Welsh


"Una niña de dieciséis años tenía las mejillas rosadas y se ponía colorete"
Polidori (El rojo y el negro, Stendhal)

"Las mujeres de verdad dejan un rastro – me contestó tras unos instantes de reflexión -. Manchas de carmín en los vasos, zapatos en las cocinas, bragas tiradas por el suelo. No sé cómo lo hacen, pero funciona. Vaya si funciona. Yo parezco lesbiana, joder"
(Para amantes y ladrones, Pedro Zarraluki)

" … debía de hacer no sé cuantos meses que no la veía, quizá más de un año. Estaba viejísima y arrugada. Llevaba un sombrerito ridículo de color lila. Se plantó en la acera delante de mí y me dijo: "¡Has adelgazado, estás flaquísima!". Yo le contesté: "Es que tengo cáncer". Y entonces ella, bizqueando un poco, me miró asustadísima y me soltó: "¡Pues te sienta muy bien!."
(Para amantes y ladrones, Pedro Zarraluki)

"No se puede comparar a dos pueblos desgraciados y decir que uno es más feliz que otro"
(Cita de Platón en La industria del Holocausto, Norman G. Finkelstein)

"La novelista Cynthia Ozick en All the World Wants the Jews Dead dio una explicación sencilla de las críticas a Israel: "El mundo quiere eliminar a los judíos (…), el mundo siempre ha querido eliminar a los judíos". Si todo el mundo desea que los judíos desaparezcan, lo realmente extraño es que sigan vivos… y que, a diferencia de buena parte de la humanidad, no estén precisamente muriéndose de hambre."
(La industria del Holocausto, Norman G. Finkelstein)

""He estado dándome la pomada esa que me recetó, doctor Rossi, pero sólo me pone peor."
"Mmm", dice Rossi, "bájese los pantalones, por favor".
Accedo, preguntándome si este cabrón no será un culeador.
Parece que nunca pueda esperar a que me quite los putos gayumbos. Rossi, claro. Italiano. Papista. Esos capullos son todos pederastas. Por eso hay tan poca población en Irlanda, joder,. La crisis de la patata, y un cuerno, es porque todos esos cabrones fenianos son porculeadores.. Mismas reglas. Rossi, bueno, ya sé que es su trabajo, pero vaya una tapadera tan perfecta para bujarrones."

(Escoria, Irvine Welsh)

martes, 18 de octubre de 2005

Juliette Binoche


Ayer volví a ver, después de muchos años, Azul (1993- Krzysztof Kieslowski) y, una vez más, me ha dejado fascinado la impresionante interpretación de Juliette Binoche.

Un rostro que te deja cautivado durante toda la película, una fuente inacabable de emociones (firmeza, depresión, gravedad, inocencia, carácter, …) que te llega a absorber de tal forma que olvidas todo lo que rodea a la película para centrarte, hipnotizado, en el personaje de Julie, en una mirada tan profunda que eclipsa unos ojos preciosos.
Un director de cine llegó a decir de la Binoche que “Me gustaria hacerla llorar para poder consolarla"; bueno, quizás sea un poco sádico así que me quedo, y comparto, con lo que de ella dijo el ex presidente de la República François Mitterrand, lamentándose de haberla conocido ya anciano y enfermo:


“Cumple las cinco reglas basicas de una mujer ideal:
-Ha cumplido los treinta.
-Hay algo en ella que viene del Norte.
-Ni se maquilla ni lleva joyas.
-Es una desconocida o una actriz, pero no una modelo.
-Y es morena".


Filmografía destacada: Jet Lag (2003), Chocolat (2000), El paciente inglés (1996), Un divan en New York (1996), Rouge, Blanc (1994), Azul (1993), Fatale (1992), Cumbres borrascosas (1992), Los amantes de Pont-Neuf (1991), La insoportable levedad del ser (1988), Hail Mary (1985), Rendez-vous (1985), Liberty belle (1982).

viernes, 7 de octubre de 2005

Enfermos, minusválidos ... genios (II)


Nietzsche KahloPaganini

Friedrich Nietzsche (1844-1900). Filósofo, poeta y filólogo alemán.
Sufrió una pésima salud a lo largo de toda su vida. A los 11 años enfermó de escarlatina (que tenía una alta tasa de mortalidad en la época). Un año más tarde comenzaron sus dolores de cabeza y ojos que le acompañarían prácticamente durante toda su vida.
A los 21 años sufrió un accidente montando a caballo que le ocasionó problemas en el pecho, accidente al que se le atribuye influjo en sus dolencias posteriores.
A los 24 padece difteria y disentería. El médico le prohibiría por varios años la lectura y la escritura. Su "amigo" Richard Wagner le escribe al médico que, en su opinión, la causa de la enfermedad de Nietzsche es el onanismo, y que el cambio operado en el pensamiento de aquél es "una consecuencia de tendencias no naturales que apuntan a la pederastia". Con posterioridad, en el momento en que Nietzsche se entera de esto (probablemente 1883), califica las palabras de Wagner de ofensa mortal.
En 1889 le atacará la locura, producida por una parálisis cerebral atribuida bien a una antigua sífilis, bien a caracteres genéticos y fue ingresado en una clínica psiquiátrica.

Frida Kahlo (1907-1954). Pintora mexicana.

Su vida quedó marcada por el sufrimiento físico que comenzó con la polio que contrajo en 1910 y continuó con diversas enfermedades, lesiones, accidentes y operaciones. Esta primera enfermedad le dejó una secuela permanente: una pierna derecha mucho más delgada que la izquierda.
A los 19 años sufre un terrible accidente cuando viajaba en un autobús y este es colisionado por un tranvía. El resultado fue rotura de la columna vertebral en tres sitios, así como la clavícula, tres costillas, la pierna y el pie derecho. Un tubo le atraviesa la cadera hasta el sexo produciéndole una triple fractura de la pelvis que le impediría tener hijos.
Su vida transcurrió en gran parte postrada en una cama y su dolor es narrado a través de su obra, expresa la desintegración de su cuerpo y el terrible sufrimiento que padeció en obras como La columna rota, autorretrato en el que aparece con un aparato ortopédico de metal (se vió obligada a llevar corsé de acero) y con el cuerpo abierto mostrando una columna rota en lugar de la columna vertebral.
Con 46 años le tuvieron que amputar la pierna por debajo de la rodilla debido a una infección de gangrena. Esto la sumió en una gran depresión que le llevó a intentar el suicidio en un par de ocasiones.
Sus últimas palabras en su diario fueron: "Espero que la marcha sea feliz y espero no volver".

Nicolo Paganini (1782-1840). Violinista y compositor italiano.

La excepcional agilidad y virtuosismo como violinista se debía en gran parte a su gran flexibilidad articular causada por el Síndrome de Ehlers-Danlos. El doctor que lo atendió durante años, que afirmaba que "... su mano tiene una gran elasticidad, al igual que su hombro y su codo...", observó que cuando tocaba su codo cruzaba por encima del otro codo; la flexibilidad de Paganini era tan grande que la uña del dedo pulgar llegaba a tocar el dorso de su mano, esta hiperlaxitud le permitía tocar tres octavas con poco esfuerzo. Se sabe que voluntariamente podía flexionar lateralmente la articulación de sus falanges distales.
Sus contemporáneos lo describen como un ser cadavérico, de ojos negros, piel blanca como la cera, pelo largo y negro, nariz prominente y estatura media; la coloración de la piel adoptaría un tinte gris plateado, debido al tratamiento mercurial que recibió para la sífilis. Dicho tratamiento también fue el responsable de la pérdida de las piezas dentarias y de las molestias estomacales que acompañaron al compositor a lo largo de sus últimos años.
De forma gradual fue perdiendo su voz y permaneció afónico durante los dos últimos años de su vida, entre los diagnósticos diferenciales se barajan la laringitis tuberculosa y la lesión del nervio recurrente secundaria a un aneurisma aórtico.

lunes, 3 de octubre de 2005

Enfermos, minusválidos ... genios (I)


Swift Goya

Pope Schumann


Jonathan Swift (1667-1745). Escritor político y satírico anglo-irlandés.

El autor de la inmortal "Los viajes de Gulliver" sufrió el síndrome de Ménière que le provocaba mareos y sordera; finalmente acabaría internado en un manicomio por "pérdida de memoria y de sentido". En sus obras deja ver un carácter amargo y huraño provocado por la enfermedad, como la propia "Los viajes de Gulliver" (1726) o en "Una humilde propuesta" (1729) donde propone que los niños irlandeses pobres podían ser vendidos como carne para mejorar la dieta de los ricos, pues con ello se beneficiarían todos los sectores sociales.

Francisco de Goya (1746-1828). Pintor y grabador español.

Si hubiese muerto en 1791, antes de enfermar, le consideraríamos un magnífico pintor para su siglo, pero no el genio que ahora conocemos.
En 1792 Goya sufrió una enfermedad extraña y repentina que le dejó temporalmente ciego y permanentemente sordo. Aunque jamás se produjo un diagnóstico definitivo, abundan circunstancias que indican la posibilidad de envenenamiento, método frecuentemente empleado en aquella época por los agentes británicos para deshacerse de sus enemigos. Wolfgang Amadeus Mozart, genio musical y campeón de la causa republicana en Alemania, había muerto un año antes de una "enfermedad" igualmente enigmática.
El cuadro clínico es complejo. Goya sufre vértigos, acúfenos e hipoacusia. Se encuentra en un estado estuporoso, con alucinaciones y delirios. Como consecuencia desarrolla una depresión. Su aspecto general se deteriora profundamente y adelgaza de forma llamativa.

Alexander Pope (1688-1744). Poeta inglés.

Desde su juventud sufrió de varios problemas de salud, incluyendo el Mal de Pott (una forma de tuberculosis que afecta la columna vertebral), que deformó su cuerpo y atrofió su crecimiento, lo cual ayudó sin duda a que muriera a la edad relativamente temprana de 56 años (en 1744). Nunca creció por encima de los 1,37 m.
.
Robert Schumann (1810-1856). Compositor alemán.

Tuvo que dejar su carrera de pianista y dedicarse a componer música debido a una lesión irreversible que le paralizó la mano derecha.
A los 23 años, en 1833, trató de quitarse la vida. Siete años más tarde, vivió una de sus épocas más felices y creativas. En 1844, cayó de nuevo en la más profunda depresión. Cuatro años después, volvía a estar alto, es decir, en otra etapa de euforia. Y en 1854 trató de suicidarse otra vez tirándose al río Rin, aunque le rescataron. Entonces fue internado en un psiquiátrico donde murió dos años después de una inanición que él mismo se impuso. Estos altibajos describen la enfermedad maníaco-depresiva, más conocida como bipolar por el hecho de arrojar al individuo desde la apatía más absoluta hasta la genialidad.

jueves, 29 de septiembre de 2005

Sergi Puertas

Los grandes descubrimientos se hacen holgazaneando, al menos eso dicen algunas leyendas como la de la famosa manzana, aquella que llevaba escrito lo de g=(GM)/(R+h)²
y que le cayera a Isaac Newton en la cabeza mientras estaba tumbado bajo un árbol (se supone un manzano, claro); o aquella otra leyenda china sobre el descubrimiento de la seda: un día del año 2640 a.C., la princesa Si Ling Chi estaba sentada a la sombra de una morera cuando en la taza de té le cayó un capullo de gusano de seda. Al intentar sacarlo, observó que el capullo empezaba a desenredarse en el líquido caliente. Dio el extremo suelto a su doncella y le dijo que echara a andar. La sirvienta llegó al jardín de palacio, cruzó las puertas, salió de la Ciudad Prohibida y se adentró un kilómetro en la campiña antes de que se acabara el hilo del capullo.
Y como eso de holgazanear se me da muy bien últimamente yo también he tenido algunos descubrimientos. El último Sergi Puertas (Barcelona, 1971) , literatura canalla, pesimista, brillante. Sus poesías se pueden descargar gratuitamente por Internet y próximamente se publicarán dos de sus novelas (Mindundi y Subnormal).



Sus favoritos: Charles Bukowski, Franz Kafka, Fernando Pessoa, Thomas Bernhard, William Burroughs, Michael Gira, Fedor Dostoyevsi, Raymond Carver, Fernando Vallejo, Hunter Thompson, Anton Chejov, Chuck Palahniuk, Irvine Welsh, Ferdinand Celine, …

ASÍ FUNCIONA


Si supieras
lo que pasa por mi cabeza, me amarías.
Si lo dijera, huirías.
Como lo callo, me ignoras.

ESPEJO


Es aquella persona a la que ves
todas las mañanas mientras te afeitas
a la que más tienes que amar.


Pues imposible es la
ruptura con ella.


24 horas al día.
365 días al año.
Siempre está
ahí.


Es a ella a quien más tienes que amar.

Mis nudillos sangran hoy
frente al espejo roto.


SIN LA CABEZA


Papá ordenaba y nosotros obedecíamos
y para que no hubiera confusión primero asentíamos
con la cabeza
sí sí.


También cuando el maestro mandaba deberes
mostrábamos conformidad agitando el craneo: decíamos
con la cabeza
sí sí sí.


Fuimos cazadores de aburrimiento
y acertamos a todas las presas
al tiempo que íbamos asintiendo
con la cabeza
y diciendo a todos y a todo
sí sí sí que sí.

Al jefe en cambio le dijimos: no
y a nuestra pareja le dimos la patada en el culo.
Tiramos el dinero pero todos los muertos son pobres.
Más tarde entramos en un supermercado a por cerveza
leímos una etiqueta
y comprendimos que hasta la fecha
habíamos estado usando la cabeza
como un brik de zumo de naranja:
Agítese antes de usar.

miércoles, 28 de septiembre de 2005

Tengo que decir adiós ...

Aquel secreto, aquel recuerdo, lo martirizaba día y noche. Su cuerpo se movía ajeno a su mente, como si nada hubiera sucedido: se levantaba por las mañanas, iba a trabajar, comía, cenaba, incluso leía un cuento a su hija cada noche al acostarla; pero su mente, sus pensamientos no hacían otra cosa que mostrarle constantemente las imágenes, los sonidos y hasta los olores de aquel recuerdo, lo revivía una vez y otra y otra… en un ciclo infinito que no se detenía ni siquiera durante el sueño, momento en el que su inconsciente tomaba el relevo y se lo mostraba de nuevo, aderezado con imágenes y situaciones surrealistas pero inequívocamente inteligibles.
¿Cómo podía despedirlo?, ¿de qué forma desprenderse de él?
Hasta que aquello sucedió, era una persona feliz que se jactaba de los muchos y fieles amigos que tenía. Ahora cuando más los necesitaba fue a buscarlos y los encontró.
Visitó a Javier, al que encontró en su despacho atestado de libros en el Hospital Clínic apunto de irse hacia un nuevo congreso de Neurología en el que, de nuevo, sería la estrella invitada. Le preguntó la forma de olvidar:
- No existe un remedio científico para olvidar algo. Intenta reinterpretarlo, busca la versión de aquello que te sucedió que menos te duela; aquello que duele no se olvida jamás. Piensa en lo que dijo Nietzsche: "No hay hechos, sino sólo interpretaciones".

Le agradeció el consejo, incluso durante unos minutos llegó a pensar que sería capaz de conseguirlo, de encontrar esa interpretación que le llevaría al olvido. Pero no lo consiguió.
Días después fue a ver a Carlos, amigo de la infancia que desde hacía diez años trabajaba como psicoanalista en un modesto despacho en el centro de Barcelona. Recordaba como antes, cuando era capaz de disfrutar de una cena, unas copas y una agradable conversación, hacía bromas sobre su trabajo, recibiendo aquella sonrisa cómplice como respuesta que sólo las amistades sinceras son capaces de ejecutar.

- ¡Vaya! Creo conocer la mente humana profundamente, pero a lo largo de todos estos años mi trabajo ha sido siempre el de buscar recuerdos reprimidos, no el de eliminar aquellos que nos son conscientes. – bromeó - Con terapia, aunque sé que no crees en ella, podrás llegar a encontrar el por qué no puedes olvidarlo, cuando encuentres la causa seguirás recordándolo pero habrás conseguido evitar que te haga sufrir. Aunque ya sabes que es un proceso largo, tienes que ser paciente.

Le emocionó el consejo de su amigo pero no tenía tiempo, no podía seguir así durante años con la esperanza de encontrar la solución mágica. Necesitaba una solución y la necesitaba ya.
Su anciana madre, recostada en la cama desde hacía dos años de la que sólo se levantaba con titánicos esfuerzos para ir al baño intentando preservar su dignidad hasta el último suspiro, notó en seguida en la mirada de su hijo la tortura en la que vivía:

- ¡Aprende a sufrir! ¿Cómo crees que vas a poder engañar a tu propia mente?. ¡Es imposible!. Convive con éllo sea lo que sea, asúmelo. No permitas que el sufrimiento se vea ganador, eso le hace crecerse cada vez más. ¡Véncele!, ¡Ignóralo! - le gritaba con la mirada ya que su voz era apenas un hilo más de muerte que de vida.

La besó dulcemente en la frente; ella notó el significado y se hundió en una tristeza infinita.
Dos días después la pequeña Sara se levantó de su cama, sorprendida de que no la hubiera despertado aun su padre. Se fue al baño, como siempre acompañada por su osito Misha del que apenas se separaba desde que su madre desapareció (Volverá algún día, cielo – le mentía papá con voz temblorosa– Sólo ha tenido que irse por un tiempo .. sabes que te quiere ¿verdad?).
Al abrir la puerta vio a su padre tendido en la bañera con los brazos ensangrentados y en la cara un gesto medio de locura y medio de esperanza. Supo al instante que él también se había ido y que tampoco volvería. Recogió una nota del suelo que no entendió:
"Yo maté a mamá. Tengo que decir adiós a ese recuerdo. Necesito ir al río Leteo y beber de sus aguas para olvidar que ya estuve en el Infierno. Espero que cuando vuelva me hayas perdonado"
La pequeña Sara se sentó en el suelo, aquella incomprensible nota en una mano, Misha en la otra. Miró hacia la bañera sin pestañear durante horas, incapaz de gritar ni de llorar. Aquella imagen, aquel recuerdo, la torturaría hasta el día de su muerte.

Dante y Beatriz a orillas del Leteo (Cristóbal Rojas, 1889)

LETEO: Río del Hades cuyo nombre, como el de otros ríos infernales, deriva de algunas corrientes fluviales. Separaba el resto de los Infiernos de los Campos Elíseos. Las almas de los bienaventurados, allí destinadas, se sumergían en sus aguas para beber de ellas el olvido de los dolores humanos y llegar purificadas a su eterna morada.

domingo, 25 de septiembre de 2005

Frases y fragmentos ... (I)

... de lecturas más o menos recientes



Wilde Goethe
Bukowski EugenidesWelsh


"…apelando a la prudencia según ese libro de la cobardía cuyo autor se llama sentido común."
(El retrato de Dorian Gray, Oscar Wilde)

"La vejez no nos vuelve infantiles, como dicen, sino que nos encuentra todavía cual verdaderos niños".
(el Gracioso en el Preludio en el Teatro. Fausto, Goethe)

"(a Fausto que ha dejado de bailar)
MEFISTÓFELES: ¿Por qué dejas marchar a esa linda muchacha, que tan deliciosamente cantaba para incitarte a bailar?
FAUSTO: ¡Ah! En medio del canto , saltó de su boca un ratoncito colorado.
MEFISTÓFELES: ¡Vaya una razón! Eso no hay que tomarlo a pecho. Ya basta que el ratón no fuera gris. ¿Quién hace caso de ello en la hora propicia del amor?
FAUSTO: Luego vi …
MEFISTÓFELES: ¿Qué?
(…)
FAUSTO: ¡Qué delicia! ¡Qué tormento! No puedo sustraerme a su mirada. ¡Cuán singular es que adorne su hermoso cuello un solo cordoncito rojo no más ancho que el borde de una cuchilla!
MEFISTÓFELES: En efecto. También lo veo yo. Puede así llevar la cabeza bajo el brazo, pues se la cortó Perseo."

(Fausto, Goethe)

"- ¿Es usted el señor Chinaski?
Asentí con la cabeza.
- Llega usted con treinta minutos de retraso.
- Sí
- ¿Llegaría usted con treinta minutos de retraso a una boda o a un funeral?
- No
- ¿Por qué no? Si no le importa explicarnos …
- Bueno, si el funeral fuera el mío, tendría que ser puntual. Si la boda fuera la mía, sería mi funeral."

(La senda del perdedor, Charles Bukowski)

"Su mirada de pueblo, capaz de distinguir a primera vista árboles de arbustos, se ponía vidriosa ante la señalización del camino, las letras sin sentido del alfabeto latino arremolinándose unas con otras y las desgarradas vallas publicitarias mostrando rostros americanos con la piel a tiras, rostros sin ojos, sin boca, o sin nada aparte de la nariz. Cuando reconoció la franja diagonal de Gratiot, se levantó y , con voz resonante, gritó en inglés:
-¡Hijoputa!
No tenía idea de lo que significaba aquella palabra. Se la había oído a Surmelina, que la empleaba cuando el conductor se pasaba de la parada. Como de costumbre, surtió el efecto deseado. El conductor frenó rápidamente y los pasajeros se echaron presurosos a un lado para dejarla salir. Parecieron sorprendidos cuando les dio las gracias, sonriente."

(Middlesex, Jeffrey Eugenides)

" 'Spud, mira el gordo desgraciao. Hijoputa glotón. Yo no me creo toda esa mierda de que si es una cosa glandular o de metabolismo. No se ven gordos hijos de puta cuando echan secuencias de la tele sobre Etiopía. ¿Es que allí no tienen glándulas? Venga ya.' Spud se limita a responder a esta salida de tono con una sonrisa de fumao."
(Trainspotting, Irvine Welsh)