sábado, 28 de enero de 2012

Frases y fragmentos ... LXVI

... de lecturas más o menos recientes.

 

"El mundo está lleno de gente comiendo pipas. Buena parte de nuestra civilización consiste en escupir cáscaras al aire. La humanidad tiene a sus pies un montón de historia, por supuesto, pero también un montón de cáscaras de pipas."
Paseos con mi madre. Javier Pérez Andújar.

"En la sociedad barcelonesa siempre hay alguien en medio para evitar que dos personas diferentes entren en contacto. En Barcelona a la clase intermedia le da miedo que las cosas pasen. Le horripila el carnaval de la vida, le horroriza que ocurra como en la canción de Serrat y que por un día el rico y el villano, el prohombre y el gusano, bailen y se den la mano, sin importarles la facha. Para impedirlo están. Aquí la clase intermedia es impermeable, es un estorbo, y a ese estorbo le llaman país."
Paseos con mi madre. Javier Pérez Andújar.

"Camarón, que es de la bahía de Cádiz, va a morir en las montañas terrosas del hospital Can Ruti, en Badalona. También será en Barcelona, en el Molino, donde Enrique Morente dé su última actuación. Barcelona es la novia cadáver del flamenco."
Paseos con mi madre. Javier Pérez Andújar.

"¿Qué es lo que define a un hombre? ¿Cuál es la primera pregunta que se le hace a un hombre cuando quieres informarte de su estado? En algunas sociedades le preguntan primero si está casado, si tiene hijos; en las nuestras, se le pregunta en primer lugar su profesión. Lo que define ante todo al hombre occidental es el puesto que ocupa en el proceso de producción, y no su estatuto de reproductor."
El mapa y el territorio. Michel Houellebecq.

"Verá, han sido los periodistas los que me han adjudicado la fama de borracho; lo curioso es que ninguno de ellos se haya dado cuenta de que si yo bebía mucho en su presencia era solamente para poder aguantarles. ¿Cómo podrías mantener una conversación con un tarugo como Jean-Paul Marsouin sin estar prácticamente como una cuba? ¿Cómo vas a entrevistarte con alguien que trabaja para Marianne o Le Parisien liberé sin que te entren ganas de vomitar inmediatamente?"
El mapa y el territorio. Michel Houellebecq.

sábado, 14 de enero de 2012

Jorge Folch (1926-1948)

Ilustración de Ramón de Capmany en el libro Poemas (1950)

Mientras se bañaba en el estanque del
merendero sito en la, calle de Panamá, número
1, murió asfixiado el joven Jorge
Folch Rusiñol, de 21 años de edad.
Con esta escueta nota  La Vanguardia informaba el 30 de marzo de 1948 de la muerte de Jorge Folch. 
Antes de su muerte sólo había publicado un pequeño volumen de poemas titulado 'Creso Livio' en una edición privada. Dos años después de su muerte Alberto Oliart y Carlos Barral publicaron una recopilación de todos su textos en un libro llamado 'Poemas' (con notable prólogo de los propios Oliart y Barral, y con un soneto de quien consideraba maestro literario, Joaquín Montaner). En 1999 otro poeta barcelonés, Enrique Badosa, publica una antología tratando de rescatar del olvido la obra de Folch.

La personalidad de Folch fue tan interesante como su obra. De él se cuentan su interés por los cementerios, por los barrios bajos y las tabernas sórdidas, por las alcantarillas de Barcelona que visitó asiduamente durante un tiempo, por las aguas residuales, los pozos, su mitomanía y fascinación por el mundo clásico... Algunas de las personas que lo conocieron reconocen todo éso, pero también su incapacidad de discernir en las excentricidades de Folch qué parte pertenecía a la persona y qué parte al personaje (si es que realmente esa distinción puede hacerse en ningún caso).
"Folch practicaba ritos lustrales. Ofrecía a los dioses zarzas ardiendo o corría desnudo hacia el bosque próximo imitando gestos de bajorrelieve. Y es curioso que nunca nos preocupara a los otros dos [Oliart y Barral] el averiguar hasta qué punto tomaba en serio aquellos mimos".
Años de penitencia. Carlos Barral (Alianza Editorial)
A través de las memorias de Barral descubrimos a un hombre que mezcla la sensibilidad artística y el desprecio por la mediocridad de los Rusiñol y quizás, específicamente, el sarcasmo atroz y el gusto por la belleza plástica de Don Santiago; con una parte pragmática y de mentalidad científica que le transmitió su admirado padre y su también admirado hermano. En Jorge Folch se mezclaron todos estos ingredientes ... y su genio hizo el resto.

En aquella piscina (estanque, pozo o lo que fuera) de Pedralbes un hombre que no conoció la mediocridad perdió su vida y una carrera literaria probablemente brillante quedó abortada.

Vedme: tengo ajustadas las mandíbulas,
y recta la nariz entre los ojos
de acero azul. Me llamo Creso Livio;
mi padre fue pretor de Tarragona
y era romana la robusta virgen
que le dió el mediodía de su vientre
y a mí la sangre blanca de sus pechos.
Superviviente soy de la patricia
raza de los felices; de la muerte
sé nada más que es, y sólo pido,
a su llegada, un buen telón de fondo.
Hay suficientes parras en mis párpados
para dormir al sol, si me parece.
Y no falta al afán de mi colmillo
- de mujer, de caballo o de ternera -
un pedazo de carne cada día.

A los neuróticos. Jorge Folch.


Jorge Folch (archivo La Vanguardia)